🧭 Más allá del código

“Una hackatón no es solo un lugar para programar, es un espacio donde las ideas encuentran aliados.”

Llegué temprano a la Hackatón Avalanche Build, porque esperaba con ansias participar.
Era mi primera vez en una instancia así y quería vivirla desde el inicio: aprovechar cada minuto, aprender, conectar y desafiarme.

Desde el primer momento conocí a gente muy interesante, todos en la misma onda: colaboración al máximo.
Personas que compartían sus avances, sus errores y sus hallazgos sin ego, con el mismo entusiasmo de quien sabe que todos estamos aprendiendo juntos.

Participar fue una experiencia intensa, colaborativa y profundamente humana.
Más allá del código, fue un recordatorio de lo que mueve al ecosistema Web3: la curiosidad, la cooperación y la búsqueda compartida de propósito.

🟣 Como Embajador Stellar, me sentí inspirado al ver cómo distintas comunidades blockchain - cada una con su propia visión y tecnología - pueden encontrarse en un mismo espacio para intercambiar ideas, aprender y construir juntas.

Durante esos días no importaba de qué red venías o qué lenguaje usabas: lo que importaba era la disposición a ayudar, explicar y sumar.

Ese espíritu colectivo es, sin duda, una de las fuerzas más valiosas del mundo descentralizado.

⚙️ Lo técnico y lo humano: dos lados de la misma red

🧩 Aprender haciendo, aprender compartiendo.

Uno de los mayores aprendizajes fue confirmar que la tecnología sin comunidad no llega lejos.

Por más código que uno escriba, lo que realmente impulsa un proyecto son las personas que están alrededor.

Durante los días de trabajo, conocí a participantes que no dudaban en detener su propio avance para ayudar a otros.

Desde cómo configurar un entorno en Hardhat o desplegar un contrato en Fuji Testnet, hasta cómo estructurar mejor una presentación para el jurado.
Esa cultura de colaboración fue, sin duda, uno de los motores invisibles del evento.

💡 En mi caso, herramientas como el Vibecoding fueron esenciales para prototipar rápido, conectar ideas y ejecutar sin fricción.

El curso impartido por Joaquín, miembro de la comunidad Stellar, fue un approach ideal para este tipo de hackatones: donde hay que levantar un MVP funcional en pocos días y cada hora cuenta.

Esa metodología me permitió pasar de la idea a la acción con claridad y estructura.

🤖 Apoyarme en inteligencia artificial también fue clave.

La IA me ayudó a ordenar la documentación, refinar la narrativa y comunicar el proyecto de forma clara, sin perder el foco técnico.
No reemplazó el trabajo humano, pero amplificó mi capacidad de pensar y ejecutar.

Y quizás lo más valioso de todo fue la generosidad del entorno.

Bruno, se tomó un rato para orientarme sobre herramientas como Cursor y Pinata, y darme consejos prácticos que marcaron la diferencia. Andrés, que estuvo presente para apoyar moralmente a todos los participantes, transmitiendo esa energía que hace sentir que nadie está solo en el proceso.

🫱 Se nota que todos los que forman parte del ecosistema están realmente involucrados, no solo como desarrolladores o mentores, sino como personas comprometidas con el crecimiento colectivo.

Esa red de apoyo espontánea convierte una hackatón en una verdadera experiencia de aprendizaje compartido.

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🌐 Interoperabilidad: cuando los ecosistemas se encuentran

🔗 Más puentes, menos muros.

Uno de los aspectos más inspiradores fue ver cómo diferentes comunidades blockchain pueden encontrarse bajo un mismo techo para aprender unas de otras. Aunque el evento giraba en torno a Avalanche, la conversación siempre trascendía lo técnico:
hablábamos de usabilidad, impacto social, accesibilidad y gobernanza, temas profundamente presentes en Stellar.

Como Embajador Stellar, fue una experiencia muy enriquecedora observar cómo otras redes abordan los mismos desafíos: cómo hacer que la tecnología sea más humana, cómo facilitar la adopción y cómo mantener la descentralización sin perder eficiencia.

La interoperabilidad, más que un concepto técnico, se sintió como una práctica viva.
Durante la hackatón, varios equipos exploraban soluciones que conectaban distintos ecosistemas - desde Ethereum y Polygon hasta Stellar y Avalanche -, buscando que las aplicaciones Web3 conversen entre sí.

Ese espíritu de colaboración intercadena es una señal potente de hacia dónde se dirige el espacio Web3: no hacia la competencia entre redes, sino hacia un tejido de tecnologías complementarias que pueden construir una infraestructura más abierta y sostenible.

Ver esa sinergia reafirmó mi convicción de que Stellar y Tellus Cooperative tienen un rol central en ese futuro interoperable, gracias a su enfoque en la inclusión financiera, la simplicidad de desarrollo y la conexión con casos de uso reales.

🥉 El podio y lo que realmente importa

🎖️ Al final de la hackatón, llegó el momento de las presentaciones y los resultados.
Después de días de trabajo, poco sueño y muchas conversaciones inspiradoras, escuchar que el proyecto obtuvo el 3er lugar fue una gran alegría… pero también una sorpresa.

No por falta de fe, sino porque en un ambiente así, uno deja de pensar en competir y empieza a disfrutar de aprender.

El podio fue una consecuencia natural de un proceso lleno de colaboración, descubrimientos y pequeños momentos de claridad compartida.

Más allá del resultado, me quedo con el aprendizaje profundo que se genera cuando uno se abre al intercambio.

La comunidad Web3, sin importar la red o el lenguaje, comparte un propósito común: usar la tecnología para generar valor humano.

🌠 Epílogo — Comunidades que construyen futuro

Lo que viví en la hackatón Avalanche Build fue mucho más que una competencia:
fue un recordatorio del poder de las comunidades abiertas y de lo que ocurre cuando la tecnología se combina con propósito.

Espacios como este son fundamentales para seguir tejiendo puentes entre ecosistemas, para que la innovación no quede aislada,
sino que fluya entre redes, personas y territorios.

💫 En Stellar y en Tellus Cooperative, esa visión de interoperabilidad con impacto real es parte de nuestra esencia:
construir tecnología abierta, accesible y útil para quienes más la necesitan, impulsando proyectos que conectan propósito, comunidad y tecnología.

Y si algo me dejó esta experiencia, es la certeza de que seguimos aprendiendo,
y que cada hackatón, cada conversación y cada línea de código compartida nos acerca un poco más al futuro que queremos construir juntos.

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