Una blockchain (cadena de bloques) es una base de datos digital que se distribuye entre múltiples computadoras (nodos) y que registra información de forma segura, transparente e inalterable.
Cada bloque contiene datos (como transacciones) y está vinculado al bloque anterior mediante un código criptográfico, formando así una cadena.
A continuación, se detalla el funcionamiento básico de una blockchain pública:
Transparencia: Todos los participantes pueden ver las transacciones.
Inmutabilidad: Una vez registrada, la información no puede ser modificada sin consenso.
Descentralización: No depende de una sola entidad.
Seguridad: Usa criptografía avanzada para proteger los datos.
Criptomonedas: Como Bitcoin o Stellar Lumens (XLM), que permiten transferencias sin intermediarios.
Contratos inteligentes: Programas que se ejecutan automáticamente al cumplirse ciertas condiciones.
Certificados digitales: Como títulos universitarios o registros de propiedad.
Votación electrónica: Sistemas más seguros y auditables.
Remesas internacionales: Transferencias más rápidas y económicas que con bancos tradicionales.
Escalabilidad: Algunas blockchains tienen dificultades para procesar muchas transacciones al mismo tiempo.
Energía: Redes como Bitcoin consumen grandes cantidades de electricidad.
Regulación: Los marcos legales aún están en desarrollo en muchos países.
Accesibilidad: Requiere conocimientos técnicos básicos para su uso seguro.
Blockchain es una tecnología que permite almacenar y compartir información de forma segura, sin necesidad de intermediarios. Aunque nació con las criptomonedas, su potencial va mucho más allá, con aplicaciones en finanzas, logística, salud y más. A medida que evoluciona, también lo hace nuestra comprensión sobre las formas de organizarnos digitalmente.